El balance de apertura es un tipo de balance que se realiza siempre al inicio de cada ciclo contable. Técnicamente podemos decir que el contenido de este balance es el primer asiento contable del nuevo periodo.
El objetivo de este es obtener un punto de partida de cara a nuevas decisiones y estrategias de cara al nuevo ciclo económico.
Cabe destacar que hay que distinguir entre tres tipos de balances:
- Balance inicial. Se realiza al inicio de la actividad de la empresa al constituirse la misma desde cero.
- Balance de situación. Se puede conseguir en cualquier momento del ciclo contable de empresa.
- Balance de apertura. Se lleva a cabo al comienzo de cada ciclo contable.
Balance de apertura en contabilidad
El balance de apertura sirve, además de para tener una imagen general de la situación financiera y patrimonial de la empresa al comienzo de un nuevo periodo, también para comparar de una forma homogénea el estado de la empresa al inicio de cada año.
Así pues, podemos evaluar si el camino que se ha ido ejecutando anualmente en la empresa ha sido una evolución positiva, negativa o simplemente no ha cambiado la situación de la empresa.
A diferencia del resto de balances en este se aplican a los saldos de las cuentas los ajustes pertinentes al cierre del año. Dando lugar a una mayor precisión de datos y conclusiones que si lo comparamos con un balance de situación ordinario a cualquier fecha del periodo.
Estructura del balance de apertura
La estructura de un balance de apertura es idéntica a la de cualquiera de los balances que hemos mencionado anteriormente:
Como podemos ver la única diferencia es que la precisión de datos es mayor. Debido a que los saldos estarían ajustados con las correcciones que le pertenecieran.
Asimismo, su comparabilidad entre anteriores balances de apertura lo hacen una herramienta ideal para testear el estado en el que está la empresa al comienzo del nuevo ciclo y comprobar la evolución interanual.
Ejemplo de balance de apertura
Para este ejemplo vamos a exponer un balance de apertura del año 2019, y otro que pertenecerá a inicios del año 2020. El propósito es ver la evolución del activo, pasivo y patrimonio neto de la empresa con los ajustes realizados:
A finales del año 2018 se confecciona el balance resultante para afrontar el inicio del año 2019. Es decir, este balance de apertura del año 2019 es el resultado de la actividad que se originado a lo largo del 2018.
Algunos de los ejemplos de ajuste que se pueden dar al cierre de año o ciclo económico pueden ser:
- Conversión de clientes a clientes de dudoso cobro.
- Movimientos de la cuenta de reservas no registrados.
- Conciliaciones de caja y bancos no registradas.
- Conversión de créditos o deudas del largo plazo al corto plazo.
Por otra parte, en el balance de apertura del año 2020 podemos ver que el curso de la empresa ha sido positivo ya que el montante del patrimonio neto a crecido además de su peso en el balance.
En definitiva, las conclusiones que podemos sacar de estos dos ejemplos simplificados de balances de apertura es que la empresa ha crecido positivamente en términos patrimoniales sin afectar en exceso la estructura financiera.