Las Reglas de Hamburgo son una relación de normas internacionales que tienen como fin la regulación del transporte internacional de bienes por vía marítima. Deben su nombre a que fueron aprobadas en Hamburgo, en 1978, en una conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Las Reglas de Hamburgo son un conjunto de normas y directrices que tienen como fin la supervisión y regulación del transporte internacional de bienes. Estas normas regulan únicamente el transporte de estas mercancías siempre que este sea por vía marítima. Se denominan Reglas de Hamburgo dado que la conferencia celebrada por la ONU en 1978 tuvo lugar en la ciudad de Hamburgo. Este acuerdo ha sido ratificado por 34 países, complementando al anterior tratado, el de las Reglas de La Haya.
Desde entonces, el transporte por vía marítima está regulado por ambos tratados, el de Hamburgo y el de La Haya. No obstante, existen otro tipo de tratados como el de Róterdam, aunque estos no han sido ratificados por más de 20 países, lo que les impide el gozar de vigor ante la ley.
Origen de las Reglas de Hamburgo
Las Reglas de Hamburgo se aprueban en 1978, el 31 de marzo. Estas se aprueban en la ciudad de Hamburgo, de ahí su nombre. La celebración de una reunión para la aprobación de estas reglas corrió a cargo de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
La Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (UNCITRAL, por sus siglas en inglés), establecieron la participación de los países en una reunión que tenía como fin, en primer lugar, sustituir las Reglas de La Haya, las cuales se encargaban de regular el transporte por vía marítima. Así como, a su vez, aportar una nueva regulación que tratase de armonizar la regulación para el transporte por vía marítima.
¿Cuáles son los objetivos de las Reglas de Hamburgo?
Las Reglas de Hamburgo surgen tras el desacuerdo existente con las Reglas de la Haya, siendo estas las antecesoras a las citadas en el artículo. Por esto, la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (UNCITRAL, por sus siglas en inglés) propuso la creación de estas nuevas directrices. Unas directrices que tenían, entre otros objetivos, el reducir el trato favorable a las compañías navieras.
Por este motivo, las Reglas de Hamburgo nacen con el fin de lograr los siguientes objetivos:
- En primer lugar, aumentar la responsabilidad de las navieras. Es decir, incrementar la responsabilidad de los transportistas respecto a la mercancía.
- En segundo lugar, sustituir cualquier convenio anterior. Es decir, sustituir el convenio de La Haya. Un objetivo que no tuvo éxito, al complementarse ambas normas en la regulación marítima.
- En tercer lugar, tratan de brindar una mayor información sobre los documentos que se precisan para realizar expediciones internacionales por vía marítima.
- Por último, en cuarto lugar, también trataron de armonizar las normas del transporte en el mundo. Es decir, las normas de transporte tanto por vía marítima como terrestre. Otro objetivo que, como el anterior, no tuvo éxito.
¿A quién afectan las Reglas de Hamburgo?
Las Reglas de Hamburgo fueron aplicadas por la ONU para regular el transporte marítimo. Sin embargo, existen una serie de criterios a cumplir para su aplicación. Por esta razón, a continuación, mencionamos el ámbito de aplicación de dicha normativa.
Para que las reglas se apliquen deben cumplirse los siguientes requisitos:
- Se aplican en todos los contratos de transporte de mercancías por vía marítima en los que intervengan dos estados diferentes. Siempre y cuando el puerto de carga, descarga, así como la emisión del “Bill of Lading” (BL, por sus siglas en inglés) tengan lugar en un Estado Contratante.
- Si en un contrato celebrado está previsto el transporte de mercancías en embarques que son sucesivos, las disposiciones que establece el convenio se aplicarán a cada uno de los embarques.
- Respecto a los contratos de fletamento, no se aplican las reglas para estos contratos. Sin embargo, sí podrían aplicarse al conocimiento de embarque, emitido junto al contrato de fletamento. Para ello, éste debe regular la relación entre el transportista y el tenedor del conocimiento, el cual no sea un fletador.
- Elimina la distinción entre las faltas náuticas y las faltas comerciales. Esto implica que el transportista debe hacerse responsable de los perjuicios ocasionados por un posible daño o pérdida de la mercancía. También se aplica a los retrasos, si la mercancía ya estaba en posesión del transportista.
Al margen de las anteriormente citadas, todas estas medidas están incluidas en las líneas generales del acuerdo. Por ello, cualquier situación de excepción no está contemplada en el presente artículo.