La avaricia es el ansia por poseer cada vez más riqueza por el solo hecho de tenerlas. En cierta forma es una clase de egoísmo ya que la persona avara quiere todas esas posesiones para sí misma y no le gusta compartirlas. Así, la avaricia consiste en la posesión compulsiva de riquezas y bienes para atesorarlas o alardear sobre ellas.
El origen de esta palabra deriva del término avaritia del latín y señala esa búsqueda excesiva de riquezas, estatus o poder. En cierta forma se relaciona con el término codicia por el mismo afán de poseer riquezas y no compartirlas. La avaricia, o incluso la codicia, es considerada uno de los 7 pecados capitales.
Para llegar a convertirse en un pecado capital la persona avara ansía cada vez más riquezas de las que necesita o puede gastar. Se vuelve una especie de compulsión por coleccionar las riquezas, por querer más de lo que necesita. Sobrepasa el punto en que necesita ganar dinero para suplir sus necesidades básicas o vivir de forma cómoda.
La avaricia es la necesidad de acumular bienes compulsivamente.
Desde una perspectiva psicológica, la avaricia se considera como un deseo desordenado por adquirir o poseer mucho más de lo que necesita. Se lo toma como una especie de alteración mental relacionada a la incapacidad de replantear deseos cuando las necesidades ya fueron satisfechas.
Aunque otros psicólogos pueden definirla como un pozo sin fondo donde la persona se esfuerza continuamente por satisfacer una necesidad pero nunca lo logra. Se trata de un término con claras connotaciones negativas ya que esta conducta resulta reprochable. Esto puede deberse a la propia actitud de acumular riquezas así como en los casos en que la persona avara se cree por encima de los demás.
En psicología existe un trastorno psicológico caracterizado por la acumulación compulsiva, también llamada disposofobia. Este trastorno se basa en una acumulación excesiva de objetos en cantidades desorbitantes. Se puede dar con todo tipo de objetos, hay quienes acumulan incluso cosas inservibles, sin valor alguno e incluso peligrosas.
Algunos aspectos relacionados con la avaricia
Lo que mejor describe esta palabra, además de la acumulación compulsiva de cosas y bienes, es la negación a compartirlos. Las personas avaras quieren esas cosas solo para ellas, les incomoda que otros vean sus cosas y ni hablar de que las toquen. De igual manera no les gusta deshacerse de sus bienes ya que prefieren atesorarlas aunque no les den uso alguno.
Aquellos que incluso padecen del trastorno de acumulación compulsiva se caracterizan por sentir angustia ante la sola idea de desprenderse de algo. Por ello desarrollan esa compulsión de coleccionar de todo un poco a niveles que resultan poco saludables. Es tanta la acumulación que tienen en sus casas que no tienen espacios para circular con libertad.
En cuanto al concepto religioso de avaricia, se la usa para describir numerosos tipos de pecados. Entre ellos se encuentran la deslealtad y la traición deliberada, estas ocurren sobre todo cuando se busca un beneficio personal. También se lo asocia con las acciones que uno lleva a cabo con motivo de acumular más bienes, como por ejemplo: asaltar, estafar o robar, sobre todo cuando se lo hace de forma violenta o engañosa.
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