El promotor inmobiliario, como indica la ley, es aquella persona, física o jurídica, pública o privada, que, individual o colectivamente, decide, impulsa, programa y financia, con recursos propios o ajenos, las obras de edificación para sí o para su posterior enajenación, entrega o cesión a terceros bajo cualquier título.
En otras palabras, el promotor inmobiliario es la persona que se encarga de liderar un proyecto urbanístico. Así, el promotor es aquella persona que se encarga de impulsar dicho proyecto, así como encargarse de la programación del mismo, en base a tiempos, recursos, etc. En este sentido, el promotor también es el que se encarga de financiar dicha obra, ya sea mediante una financiación, una unión con diversos socios, así como con su patrimonio si es posible. Una vez finalizado el proyecto, este también es el encargado de ponerlas en venta, así como hacer lo que considere, o lo pactado previamente, con la edificación.
Recordemos que, para considerarse promotor, este debe tener el derecho sobre el terreno en el que se va a edificar, o ser de su propiedad.
¿Cuáles son las obligaciones de un promotor inmobiliario?
Dentro de las obligaciones que debe cumplir el promotor inmobiliario hay muchas, y muy diversas. Sin embargo, sí existen una serie de líneas generales que recoge la ley y que resumen las principales obligaciones que el promotor debe cumplir en todo momento.
Entre estas obligaciones cabría destacar:
- Es el titular del derecho que le permite construir en el terreno.
- Se debe encargar de todas las tareas relacionadas con la supervisión.
- Debe encargarse de gestionar todas las licencias, así como autorizaciones.
- Debe facilitar la documentación necesaria para llevar a cabo el proyecto.
- Tiene el deber gestionar todos los seguros de responsabilidad que debe integrar la obra.
- Debe encargarse que se cumpla con los estándares de calidad y seguridad.
- Tiene que entregar toda la documentación necesaria a aquellas Administraciones competentes.
Diferencia entre promotor y constructor
Los términos promotor y constructor son dos términos que, aunque ambos se integran dentro de un proceso de edificación suelen generar confusiones en la sociedad. Especialmente en escenarios donde la promotora también ha sido la encargada de construir, convirtiéndose en la constructora.
En este sentido, debemos diferenciar entre ambos conceptos, ya que estos no son lo mismo, aunque a veces ambos conceptos estén representados por la misma persona.
Por esta razón, la tarea del promotor, como hemos comentado a lo largo del artículo, es la de promover e impulsar un proyecto de edificación, así como financiar dicho proyecto. Cumpliendo siempre con las obligaciones anteriormente citadas.
Mientras que, por otro lado, el constructor es la figura que se encarga de materializar la obra. Es decir, es la empresa encargada de sacar el proyecto adelante, construyéndolo y cumplimentando el proyecto que, desde la promotora, se ha diseñado y proyectado.
Así, promotora y constructora deben trabajar unidos. Razón por la que ambas figuras, habitualmente, trabajan de forma conjunta.